Casi me echaron del trabajo el primer día por esto 

Hola,

Poca gente conoce la historia que te voy a contar hoy. Al menos hasta hasta ahora, que he decidido compartirla contigo y el resto de mi lista de suscriptores.

Como te decía en el asunto, casi me despidieron en mi primer día de trabajo.

Ahí estaba yo en aquella delegación de una conocida multinacional francesa del sector de los hipermercados con mis 18 añitos recién cumplidos, dispuesto a ganarme un “buen” jornal para mis caprichos.

La cosa es que había que reponer unas televisiones que estaban en oferta. De esas que la gente se llevaba sin necesidad de que se la vendieran y que eran tan malas que algunas tenían más hogares que el protagonista de Este Niño es un Demonio.

Para poder reponerlas, había que bajar un palet de televisiones de una tercera altura del almacén (unos 15 metros más o menos). Y eso solo podía hacerse manejando la elevadora eléctrica (más conocida en el hipermercado como La Fenwis).

El problema es que yo llevaba ahí apenas unas horas y no había visto una de esas máquinas malditas en mi vida.

Y, según el manual que me dieron el día que firmé el contrato junto con mi uniforme, no se podían conducir sin tener el curso de carretillero.

“Mira, pisas aquí para que no se pare y aquí para que se mueva. En esta palanca se suben y se bajan las palas y ya las encajas en el palet para bajar las teles”, me indicó mi compañero.

“No tengo el curso de carretillero”, le avisé.

“Ninguno lo tenemos. Creo que hace dos años que no hay uno. Seguramente ya tocará, pero mientras, vamos tirando”, me respondió.

Y ahí me lancé a la aventura siguiendo la costumbre (me refiero a la costumbre de que como viniera la inspección de trabajo nos iba a empurar a todos). Al fin y al cabo, si había sido capaz de sacarme a la primera el carnet de conducir, aquella máquina no podía suponer un reto muy difícil de superar.

¡Ah! La inocencia de la juventud…

Como diría mi madre, la máquina corría que se las pelaba. Mi primer contacto con ella se parecía más a los coches de choque que a algo que pudiera conseguir bajar un palet con 8 televisiones.

Aun así, en apenas un rato creí que más o menos controlaba aquello y me lancé a por la tarea que originalmente me había metido en ese lío.

Despacito, despacito, despacito…

Bien. Conseguí encajar las palas en el palet. Los siguientes pasos eran sacarlas y después bajarlas.

Despacito, despacito, despacito…

Ya están fuera. Ya solo queda girar y bajar. Lo más sencillo.

Despacito, despacito, despacito…

¡RÁPIDO!

En cuestión de un segundo la máquina se embaló y las televisiones cayeron a plomo desde 15 metros de altura.

¡CRASH! 

Ese sonido no presagiaba nada bueno.

Me acerqué al montón de cajas apiladas y abrí una.

La televisión estaba hecha añicos.

Había destrozado televisiones por un importe equivalente a varios meses de sueldo. Y todavía estaba en el periodo de prueba.

Me vi más fuera que dentro de la empresa.

En ese momento, se abrió la puerta del almacén y apareció mi jefe:

“¡Quillo! (era sevillano). ¿Qué has hesho?”.

Mi cara debió de describir a la perfección lo que estaba sintiendo en ese momento porque me quedé sin palabras.

Mi jefe cogió dos escobas, me acercó una y se puso a barrer los trozos de televisión que habían escapado de la caja que había abierto. Traté de imitarle, aunque estaba tan disgustado que sentía como si estuviera flotando.

“Quillo, esto le pasa al que está en el almacén. Al que está en la tienda tocándose los huevos todo el día no le pasa. Lleva este desastre a devoluciones y dile a tu compañero que te baje otro palet”.

Y se marchó.

Nunca he olvidado esa lección.

A quien está todo el día descargándose lead magnets de escaso valor, viendo tutoriales en YouTube y escuchando a Elon Musk en Clubhouse, no le pasan cosas. No avanza en su negocio, ni venderá nunca nada.

También están los que envían pocos emails porque así la gente no se da de baja. Tampoco compran nada, pero nadie les molesta por pesados.

Y luego están los miembros de La Comunidad Remitentes, que saben que solo al que hace por vender, vende.

También saben que no están solos y que tienen los recursos necesarios para conseguir suscriptores y convertirlos en clientes sin tener que esperar al siguiente curso de carretillero.

Por menos de lo que te cuesta desayunar.

https://remitentes.com/

Un abrazo,

Paco Vargas

Email Marketing & Automatización

¿Te gustaría empezar a construir y monetizar tu lista de suscriptores?

Pásate por pacovargas.es/emmv y entra a mi masterclass gratuita Tu Email Marketing Mínimo viable.

Con esta masterclass aprenderás:

  • Qué escribir en tus emails.
  • Mi estrategia PRO para pasar de suscriptor a cliente desde el primer email.
  • Cómo hacer que tus suscriptores abran y cliquen tus emails.
  • Todo esto, sin gastar ni un euro en publicidad, sin miles de suscriptores y sin saber de tecnología.

Además, recibirás un consejo diario sobre Email Marketing. Cada día. En tu bandeja de entrada. Listo para implementar.

pacovargas.es/emmv

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

pacovargas.es te informa que los datos de carácter personal que me proporciones rellenando el presente formulario serán tratados por Marina Brocca como responsable de esta web.

Finalidad de la recogida y tratamiento de los datos personales: responder a los comentarios enviados a través de la web. Legitimación: Consentimiento del interesado. Destinatarios: Hosting: Siteground Spain S.L. Hosting  100% seguro. Derechos: Podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y suprimir los datos en contacto@pacovargas.es así como el derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control. El hecho de que no introduzcas los datos de carácter personal que aparecen en el formulario como obligatorios podrá tener como consecuencia que no pueda atender tu solicitud. Puedes consultar la información adicional y detallada sobre Protección de Datos en mi política de privacidad.