Hola
Una de las razones más poderosas por las que me decidí a emprender fue que no me veía haciendo entrevistas en procesos de selección de personal.
Bueno, más que no verme, es que me daba pereza.
Sentarte a mendigar trabajo a un desconocido encorbatado que probablemente cobre menos que tú cuando accedas al trabajo al que aspiras. O gane más, pero sus condiciones laborales sean mucho peores.
Y también me daba mucha pereza responder las preguntas trampa de las entrevistas. Esas que dicen que son para medir tus reacciones y no tus respuestas.
La que menos me gustaba de todas era la de qué te llevarías a una isla desierta.
No me digas que no te da pereza responder a semejante chorrada…
Pues mira, no lo sé. Ni tampoco me importa, la verdad. Si está desierta, ¿a quién le importa lo que me lleve?
“Siempre he sabido lo que me llevaría. Pero es algo que, si se lo dijera, no me lo podría llevar. Así que prefiero seguir manteniendo el secreto por si alguna vez se diera el caso”, solía responder. Me gustaba mucho ser yo el que contemplaba las reacciones de los de recursos humanos ante mi respuesta.
Eso era lo que solía responder.
A ver, te voy a dar dos datos. El primero es que los profesionales de recursos humanos que te hacen este tipo de preguntas no tienen ni idea de qué es lo que deben valorar. Hacen este tipo de preguntas para hacerse los interesantes. Y no lo digo yo, sino todos los técnicos de recursos humanos a los que he tenido la oportunidad de preguntarles.
El otro dato es que nunca fui a una entrevista de trabajo y no conseguí el puesto, lo cual demuestra lo que te he comentado en el párrafo anterior.
Este tipo de preguntas no son exclusivas de las entrevistas de selección.
El otro día me preguntaron qué le diría a un potencial cliente si solo pudiera darle un argumento.
Es una pregunta al nivel de la de la isla desierta. Y, si te soy sincero, no tengo ni idea. Seguro que algo le diría, pero ese algo dependería de las circunstancias de ese momento, lugar y persona.
Lo que sí tengo claro es cómo se lo diría. Sería por email.
Si solo tengo una oportunidad, no la voy a echar al traste con el algoritmo de la red social de moda (ni mucho menos me voy a poner a bailar en una red social), o voy a esperar meses a posicionar mi respuesta en Google.
De todos modos, la realidad es que precisamente me dedico a esto del Email Marketing para evitar ese caso extremo. Una vez que obtengo un lead, nada me impide contactarlo cuando lo necesite.
Escribo un email, lo envío y llega en el momento.
También tengo claro que el mensaje tendrá mucho que ver con cualquiera de los más de 200 argumentos de venta que encontrarás en este enlace:
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Un abrazo,
Paco Vargas
Email Marketing & Automatización
PD. En este otro post te cuento los 3 errores (muy habituales) que han cometido mis 3 últimos clientes antes de toparse conmigo 😉
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